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Berta Soler: «Quizás me tienen preparado algo para la muerte»

Berta Soler en Madrid, el jueves. Foto: Joan Antoni Guerrero

Berta Soler en Madrid, el jueves. Foto: Joan Antoni Guerrero

Barcelona, 23 Marzo 2013 / Joan Antoni Guerrero.- Berta Soler es una mujer que teme morir en extrañas circunstancias. Hago un viaje relámpago Barcelona-Madrid para conocerla. Pasamos más de una hora en el vestíbulo de su hotel, sentados el uno al lado del otro. Me cuenta cómo llegó a la oposición, su razones para estar en contra del gobierno, y acabamos hablando de sus temores actuales, de la sospecha de que el régimen esté preparando algo en su «laboratorio» para conducirla a la muerte o para desbaratar el grupo que lidera, las Damas de Blanco. Sea lo que sea lo que vaya a venir, ella asegura que está dispuesta a morir por la libertad de Cuba. «Ellos pensaron que la negra esa no podría llevar un grupo, pero saben que tengo valor y antes de salir lo he dejado todo bien amarradito».

¿De dónde viene Berta Soler? ¿Cómo llegó a la oposición?

Soy hija de un obrero, estibador de una arrocera que murió de accidente cuando yo tenía siete años, y de una madre humilde que lo que hacía era lavar, planchar y tejer para ayudar a mi padre a mantener a sus siete hijos. Yo era la más chiquita. Nunca nos faltó comida ni calzado ni vestir. Tenía dos hermanos mayores que me decían que del comunismo no se podía sacar nada bueno, llegaron a decirme “Berta, nunca te metas a perra comunista, nunca seas de la Juventud, ni del Partido”.

¿Y por qué te lo decían?

Eran mayores y parece que veían en aquel entonces que el comunismo no iba a funcionar o no iba a dar nada bueno para el pueblo. Mi mamá les decía que no me dijeran esas cosas. Fui a estudiar, me hice técnico medio en microbiología y el preuniversitario en Matanzas, del 1978 al 1981. Cuando me gradué trabajé tres años en un grupo epidemiológico de las FAR y en 1984 me trasladé a La Habana para trabajar en un hospital materno. Ingresé al mismo tiempo en la Universidad para estudiar la licenciatura en Farmacia, luego pasé a Bioquímica, pero no acabé los estudios. Siempre fui buena trabajadora, pero nunca me metía en nada político porque no me interesaba. Para mí todo era una farsa, incluso en 1991 cuando me fueron a buscar para un crecimiento directo para el Partido Comunista, lo rechacé.

Crecimiento directo… ¿qué es eso?

Es una captación directa para que formes parte del Partido. En general, primero debes ser militante de la UJC y luego ya puedes ser militante del Partido. Les dije que no quería porque para ser buen trabajador no hacía falta ser militante del partido ni de la UJC. También les dije que había muchos corruptos que no debían estar ahí y que yo no tenía por qué mezclarme con personas que no eran correctas. Pero nunca estuve de acuerdo con el gobierno. En cambio mi marido sí era muy creyente en el comunismo, había nacido en el seno de una familia muy comunista, sus padres habían sido fundadores del Partido, incluso su abuela. Así que él sí era muy comunista y siempre trataba de justificar aquello. Pero en 1989 se fue a cumplir misión a Angola. Era cadete de las FAR y lo último que le quedaba por hacer para licenciarse era esto. Estuvo en Angola hasta 1991 y cuando regresó vino cambiado, ya no era el hombre que justificaba el comunismo.

¿Qué le hizo cambiar?

Parece que hizo una comparación entre lo que veía en Cuba y lo que vio en Angola. Una comparación que le decepcionó de tal forma que ya no respondía igual. En 1996 fue cuando me dijo que se había metido en un partido político, Opción Alternativa, fundado en Pedro Betancourt, Matanzas. Y entonces fue que le dije que por qué  se había metido en eso, que nos traería problemas con el gobierno, y él me contestó que me lo decía para que decidiera si íbamos a continuar con nuestra relación o no ya que a él lo estarían deteniendo constantemente. Y decidí continuar. En 1999 se lo llevaron a la prisión y estuvo allí ocho meses sin juicio. En el 2000 me incorporé al Comité de Madres de Leonor Pérez, en la Iglesia de Santa Rita, era un grupo de madres que tenían hijos presos políticos. Me fui vinculando a ellos dentro de la Iglesia. Siguieron cogiendo preso a mi marido hasta que en 2003, con la Primavera Negra, empezó mi activismo directamente con el gobierno y las Damas de Blanco, cuando fue sancionado a 20 años de privación de libertad. El nombre de Damas de Blanco nos lo puso la periodista independiente Maria Elena Alpízar, de Santa Clara, que ahora está en el exilio.

Se puede decir pues que perdiste el miedo y pasaste a ser más activa políticamente por cuestión de amor…

Sí. El amor por la vida, por la familia y el amor que iba creciendo por la patria era muy fuerte y sacó a muchas mujeres de sus casas y de sus centros de trabajo para, de una forma pacífica, salir a las calles a abogar por la libertad de los presos políticos y los seres queridos.

Tras la muerte de Laura Pollán tomaste las riendas de las Damas de Blanco. ¿Crees que tu origen humilde molesta particularmente al régimen que se autopromueve como el gobierno de los pobres?

Laura Pollán y yo estábamos muy unidas. Hicimos un binomio perfecto, una química que el gobierno trató de romper. Laura era rubia, ojos claros, de una familia bastante bien parada, de Manzanillo. Yo negra, técnico en microbiología, aunque estuve sentada en las aulas de la universidad no tenía un lenguaje tan rico  como el de Laura, incluso a la hora de hablar y escribir con algunas faltas de ortografía. Ellos vieron que estábamos muy unidas, lo que me faltaba a mí lo tenía ella, pero estábamos combinadas. Ellos pensaron que al liquidar a Laura el grupo se acabaría. Digo liquidar porque estoy segura que con su muerte tuvo que ver, de una forma u otra, el gobierno cubano. El 27 de septiembre de ese mismo 2011, después que me liberaran de un calabozo que tenían en La Lisa y mientras me llevaban a mi casa, un agente de la Seguridad me preguntó que por qué Laura y yo no nos íbamos de Cuba, porque así se acababan las Damas de Blanco. Le dije que en Cuba habíamos nacido y que aquí íbamos a morir. Luego Laura entró en el hospital, descompensada, con sus problemas de diabetes, y allí mismo ellos pusieron sus manos, ellos siempre tiene su laboratorio preparado, eso es química. Pensaron que al liquidar a Laura la negra no iba a poder. Pensaron que yo no iba a poder sola, porque sí sabían que tenía valor, y saben que tengo valor, que no iba a tener sabiduría o inteligencia para poder llevar un grupo. La negra esa no va a poder, con la negra vamos a acabar y con el grupo también. Eso me hizo ser más grande y más fuerte para poder contar con un crecimiento de Damas de Blanco.

¿Y ahora temes que te pase algo parecido… una muerte en extrañas circunstancias como pasó con Laura u Oswaldo Payá?

El riesgo siempre lo voy a correr. Pero yo digo que si la sangre o mi vida la tengo que perder por la libertad de Cuba, pues que venga. Porque el miedo lo tiene todo ser humano, está dentro de él, pero uno lo puede controlar más que otro. A mí, dentro de mi patria, donde no hay libertad y no hay democracia, no hay quien me pueda callar; en un país democrático y libre voy a ser la misma, voy a tener el mismo tono, no lo voy a bajar. Y cuando llegue a Cuba, que venga. Antes de salir la Seguridad les dijo a dos Damas de Blanco que me preparara para cuando regresara. Quizás me tienen algo preparado para la muerte, pero quizás es que estaban preparando para desbaratar el grupo. Pero yo dejé todo muy bien amarradito y pienso que las muchachas no van a fallar. Aquí lo más importante es estar preparado, organizado y concientizado y si ninguna de estas tres cosas te falla pues se va hacia adelante.

¿Vas a volver a Cuba fortalecida tras este viaje a Europa?

Cuando llegué estaré más fuerte de lo que estaba porque he podido expresarme, he podido denunciar de primera mano al régimen castrista y contar la realidad de mi país y de las Damas de Blanco, de las mujeres, de los negros, de los que sufren cautiverio, de los activistas de derechos humanos, nunca pensé que me iban a recibir tantas personas. Gracias a los hermanos del exilio cubano puedo permanecer aquí y poder seguir para los lugares que me invitan.

Berta Soler y yo en Madrid. Foto: Blanca Reyes.

Berta Soler y yo en Madrid. Foto: Blanca Reyes.

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2 comentarios en “Berta Soler: «Quizás me tienen preparado algo para la muerte»

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